top of page
Buscar

Cuando Dios Se Deja Ver: Su Gloria en el Mundo


Cuando escuchamos la palabra “gloria”, pensamos en luces brillantes, cantos de ángeles o algo majestuoso e inalcanzable. Y sí, la gloria de Dios es majestuosa, pero no se trata solo de un espectáculo visual o una manifestación deslumbrante. La gloria de Dios es, en esencia, quién es Dios.

La gloria de Dios es el carácter de Dios hecho visible. Es la suma de todos sus atributos: su amor, su justicia, su sabiduría, su poder, su santidad, su paciencia, su gracia… todo lo que Él es. Su gloria no es algo que Él adquiere o muestra solo a veces; es parte de su ser eterno.

Una forma sencilla de entenderlo es pensar en el sol. El sol no trata de brillar: simplemente brilla porque es su naturaleza. Así también, Dios no necesita esforzarse para ser glorioso. Él es glorioso en todo momento. El sol es el brillo que emana. Dios es la gloria que conocemos. 

La Biblia dice:

“Los cielos proclaman la gloria de Dios, y el firmamento muestra el diseño ingenioso de sus manos.” (Salmos 19:1, NTV)

Esto nos dice que su gloria se ve en lo que Él ha creado. Todo lo que existe refleja, de alguna manera, lo que Él es. Es como si el universo fuera una obra de arte, y al observarla podemos conocer un poco del Artista que la hizo. Mientras la obra es solo una idea, está escondida en el corazón del pintor, pero una vez la plasma en el lienzo, todos pueden ver lo que había dentro de él. 

La gloria de Dios manifestada en la creación

La gloria de Dios no solo es algo abstracto o teórico; se puede ver en lo que Dios ha creado. El apóstol Pablo lo explica de esta manera en Romanos:

“Pues, desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista sus cualidades invisibles, su poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa para no conocer a Dios.” (Romanos 1:20, NTV)

En otras palabras, Dios dejó su huella en la creación. Aunque no podemos verlo con nuestros ojos físicos, podemos conocer mucho acerca de Él al observar el mundo que hizo. Su sabiduría se ve en el diseño de cada ser vivo, su creatividad en la belleza de la naturaleza, su poder en la inmensidad del universo.

Es interesante que, cuando tratamos de explicar cómo es Dios, usamos cosas que ya conocemos. Decimos que Dios es como el sol, que da luz y calor a todo el mundo. Decimos que su amor es como un océano, inmenso e imposible de medir. Hablamos de su fortaleza como una montaña que no se mueve.

¿Por qué hacemos esto? Porque Dios usó la creación como un reflejo de sí mismo. Aunque nada en la creación lo puede representar completamente, sí nos da pistas de cómo es Él. Como dice el Salmo 104:24:

“Señor, qué numerosas son tus obras. Todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas.” (Salmos 104:24, NTV)

La gloria de Dios manifestada en su relación con su pueblo

Dios no solo muestra su gloria en la creación, sino también a través de su relación con las personas. La Biblia nos muestra que, desde el principio, Dios quiso revelar quién es Él a través de su trato con su pueblo.

Una de las maneras en que conocemos a alguien es por medio de la relación que tenemos con esa persona. Un hijo conoce a su padre porque crece con él, lo escucha, ve cómo actúa en diferentes situaciones. Lo mismo sucede en una amistad: mientras más tiempo pasamos con alguien, más entendemos cómo es su carácter.

Así ocurrió con el pueblo de Israel. Dios caminó con ellos a lo largo de la historia, mostrando quién es Él.

“Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.” (Jeremías 31:33, NTV)

Este pacto era más que una formalidad. Era Dios revelándose a su pueblo de una manera cercana y personal. En la historia de Israel, podemos ver distintos aspectos de su gloria manifestados:

  • En su guía: Cuando los sacó de Egipto con poder y señales, mostrando que es un Dios que libra y salva.

  • En su provisión: Cuando les dio maná en el desierto y agua de la roca, mostrando que es un Dios que cuida y provee.

  • En su santidad: Cuando les dio la ley, mostrando que es un Dios justo y bueno.

  • En su presencia: Cuando habitó entre ellos en el tabernáculo y más tarde en su templo.

Cada vez que Dios actuaba, su pueblo conocía más de quién es Él. Su gloria se manifestaba en su amor, su fidelidad y su justicia.

La gloria de Dios en nuestra vida hoy

Dios quiere seguir revelando su gloria en nuestra relación con Él. Jesús dijo:

“De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.” (Mateo 5:16, NTV)

Cuando vivimos en obediencia, en amor y en fe, Dios se da a conocer al mundo a través de nosotros. Así como un hijo refleja a su padre, nosotros reflejamos a Dios cuando vivimos como Él nos llama a vivir.

Jesús es el mayor ejemplo de esto, porque Él es la máxima manifestación de la gloria de Dios.

La gloria de Dios revelada en Cristo

La manifestación más grande y perfecta de la gloria de Dios se encuentra en Jesucristo. Mientras que la creación y la historia de Israel nos dan destellos de quién es Dios, Jesús es la imagen completa y exacta de su gloria.

“El Hijo irradia la gloria de Dios y expresa el carácter mismo de Dios.” (Hebreos 1:3, NTV)

Podemos decir que Cristo es la imagen visible del Dios invisible. Es como cuando un sello se imprime sobre cera caliente y deja grabada su imagen. El Padre es el sello, y el Hijo es la imagen perfecta del Padre, porque Él y el Padre son uno.

Jesús mismo dijo:

“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” (Juan 14:9, NTV)

Jesús manifestó la gloria de Dios en todo lo que hizo. En Él vemos claramente cómo es Dios, porque todo lo que hacía reflejaba perfectamente su carácter:

  1. En sus enseñanzas—Jesús nos mostró la mente de Dios. Sus palabras revelaban los pensamientos, la justicia y la voluntad del Padre. No hablaba por sí mismo, sino que decía lo que el Padre le daba para decir.

  2. En sus milagros—Sus obras mostraban el poder y la compasión de Dios. Al sanar enfermos, liberar a los oprimidos y resucitar muertos, Jesús reveló que Dios no es indiferente al sufrimiento humano, sino que es un Dios de amor y restauración.

  3. En la cruz – Fue en la cruz donde la gloria de Dios brilló de manera más profunda. Allí se encontraron su justicia y su misericordia. Dios no ignoró el pecado, sino que lo juzgó en Cristo. Pero al mismo tiempo, mostró su amor al dar a su Hijo por nosotros.

  4. En su resurrección y ascensión – Jesús venció la muerte y ascendió al cielo, mostrando que Él es supremo, soberano y tiene toda autoridad.

Cristo en nosotros: la gloria de Dios en la iglesia

El hombre fue creado a imagen de Dios para reflejar su gloria en una creación perfecta. Sin embargo, el pecado distorsionó esa imagen y nos apartó de nuestro propósito original. Aunque fuimos diseñados para manifestar su gloria, elegimos el camino de la corrupción. Pero en Cristo, la restauración es posible. A través de Él, podemos volver a caminar en comunión con Dios, reflejando su carácter y viviendo como fuimos creados para hacerlo.

Cristo no solo reveló la gloria de Dios en la tierra, sino que ahora vive en nosotros. Cuando el Espíritu Santo nos transforma, somos llamados a reflejar la misma gloria de Dios al mundo.

“Así que todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.” (2 Corintios 3:18, NTV)

Como hijos de Dios, nuestra vida debe ser un reflejo de su gloria. Mientras más conocemos a Jesús, más nos parecemos a Él y más lo manifestamos en nuestro diario vivir.

En resumen

La gloria de Dios es su esencia, el reflejo de todo lo que Él es. Se ha manifestado en la creación, en su relación con su pueblo y, de manera suprema, en Jesucristo. Él es la imagen exacta de Dios, y a través de su vida, muerte y resurrección, nos reveló plenamente al Padre.

Ahora, como creyentes, somos llamados a reflejar esa gloria al mundo. Cuando vivimos en obediencia, amor y fe, mostramos quién es Dios. Así como Cristo reflejó perfectamente al Padre, nuestra vida debe ser un testimonio vivo de su presencia en nosotros.

“Cristo en ustedes es la esperanza de gloria.” (Colosenses 1:27, NTV)

Que cada día podamos caminar en esta verdad y permitir que su gloria brille a través de nosotros.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
¿Tengo Una Buena Biblia?

Siempre he escuchado que tener una Biblia buena es importante. Pero ¿qué es exactamente lo que hace que una Biblia sea “buena”? ¿Será que tengo una Biblia ‘mala’? ¿Acaso necesita arrepentirse? ¿He est

 
 
 

Comentarios


bottom of page